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11 Diciembre, 2017

El verano del bebé: 23 preguntas y respuestas

El verano conlleva ciertos riesgos para un bebé, mucho más sensible a las altas temperaturas, al sol, a los cambios de rutinas, al cloro de la piscina, a las corrientes de aire...

Si tenemos en cuenta unas cuantas «reglas veraniegas», el pequeñín pasará estos meses de verano fresco, feliz y disfrutando con todos sus sentidos de las muchas posibilidades que ofrece esta estación.

Aquí encontrarás respuesta a las preguntas más habituales que se hacen las madres sobre las necesidades, cuidados y rutinas de los bebés en verano.

¿Puede ir un bebé a la playa?

No es aconsejable que le llevemos hasta que no cumpla los seis meses. Después puede ir (mejor en las horas de menos sol), pero mantengámosle bajo la sombrilla.

¿Le perjudica bañarse desnudo?

No, si después lo secamos bien, sin descuidar los pliegues. Antes, por supuesto, lo habremos aclarado. El cloro de las piscinas y la sal del mar pueden irritar su fina piel.

 

¿Correrán peligro sus oídos?

Es preferible no mojar sus oídos, especialmente si hay antecedentes de otitis. Si vamos a hacerlo, no introduzcamos jamás su cabecita bruscamente en el agua y sequemos cuidadosamente sus orejas tras cada baño.

¿Cómo sabremos si tiene calor o frío?

Salvo los bebés de pocas semanas, que aún no regulan bien la temperatura corporal, los niños sienten más o menos el mismo calor que los adultos. Así que no le cubramos con capas y capas de ropa 'por si acaso enfría': solo conseguiremos que se agobie, sude y su piel sufra irritaciones.

Si hace demasiado calor, refresquémosle con una esponjita húmeda y, una vez seco, dejémosle un rato con el culito al aire. Eso sí, hagamos esto dentro de casa, en un lugar donde no haya corriente.

¿Le aplicamos leche hidratante?

Sí, le vendrá muy bien. En verano la piel de un bebé necesita hidratación extra. Después del paseo o de haber estado un ratito en la piscina o en la playa (el agua reseca la piel) es muy recomendable aplicarle crema hidratante por todo el cuerpo. Si es fluida, mejor, pues se absorberá antes y dejará a nuestro pequeño con sensación de fresquito.

 

¿Hay que protegerle de los mosquitos?

En algunas zonas proliferan los mosquitos, hormigas, abejas... Los niños están más expuestos a ser atacados por estos insectos, pues se sienten atraídos por ellos. Pueden incluso cogerlos (y hasta comerlos). Las picaduras, salvo que el niño sea alérgico, no suelen ser peligrosas, pero sí molestas. Así que conviene tomar medidas si estamos en una región de clima húmedo y cálido, cerca de un río o lago... Una de las mejores opciones para protegerle de las picaduras es colocar una malla que no deje pasar los insectos. En las tiendas de puericultura se pueden adquirir mosquiteras adaptables a la cuna.
En las excursiones, conviene vestirle con manga larga y pantalón hasta los tobillos. Para que no pase calor, elijamos tejidos ligeros y colores claros.

Las lociones y los aerosoles pueden servir para ahuyentar a los insectos, pero tenemos que asegurarnos de que son aptos para la edad del niño (preguntemos al pediatra) y no aplicarlos en las manos o los pies porque el bebé podría chuparlos. Los insecticidas eléctricos en principio son inocuos, no dejan olor y protegen eficazmente contra los mosquitos.

¿Puede bañarse en el mar o en la piscina?

Sí, si la temperatura es la adecuada. El agua debe estar templada y hemos de introducirle lentamente, mojando primero las manitas, los pies y la nuca. Podemos crear una especie de juego con este ritual. Una vez perdido el miedo inicial, le encantará. Después del baño es muy importante que lo aclaremos, lo sequemos a conciencia y le cambiemos rápidamente de bañador.

¿Seguimos usando su mochilita de paseo?

Si el día es muy caluroso es preferible llevarle en su cochecito o sentado en la sillita con una sombrilla que le proteja del sol. Se encontrará más libre y fresco que con la mochila portabebés. La tela de estas mochilas envuelve casi por completo al niño, que además viaja pegado a nuestro cuerpo, y este también desprende un calor demasiado agobiante para cualquiera, y mucho más para un niño tan pequeño.

Prevenir la dermatitis del pañal

Afecta a un 10% de los bebés y en la mayoría de los casos se produce por el contacto con las heces y la orina y la presencia de una elevada humedad. En verano, por tanto, intentemos que el niño se acalore y sude lo menos posible. Para ello, dejémosle siempre que podamos con el culito al aire. Además, para prevenir la dermatitis del pañal, hemos de extremar la higiene, utilizar jabón neutro y no aplicarle talco. Si la zona se infecta debemos acudir al pediatra.

Aire acondicionado, ¿sí o no?

Hace un calor asfixiante, pero pensamos: ¿el aire acondicionado no será demasiado agresivo para el bebé? No tiene por qué si aprovechemos para conectarlo cuando él no está. Una vez que la habitación se haya refrescado lo suficiente (unos 20 grados está bien) podremos llevar al niño allí, que agradecerá el fresquito. En cualquier caso, no debemos exponerlo nunca al chorro de aire de forma directa ni someterlo a cambios bruscos de temperatura: los bebés son muy susceptibles a las variaciones térmicas.

 

¿Podemos enseñarle a nadar tan pronto?

No, pero podemos enseñarle a familiarizarse con el agua. Es algo muy positivo porque le ayuda a desarrollar su psicomotricidad mientras juega. Nadar implica, como andar, un proceso de aprendizaje que requiere una maduración neurológica que aún no tiene.

¿A partir de qué edad puede viajar?

A partir de los quince o veinte días, pero hay que tener en cuenta que aún es muy pequeño y no soporta bien los trayectos largos. Aunque vayamos a un lugar cercano, hay que hacer paradas frecuentes y vigilar que está hidratado, que no se enfría y que no tiene mucho calor. Es normal que se muestre algo irritable hasta que nos instalemos en el nuevo destino.

¿Es normal que tenga menos apetito?

Como a nosotros, a veces el calor le reduce un poco el apetito. Intentemos, no obstante, que haga sus tomas en un lugar más o menos fresco y siempre hacia la misma hora. A menudo son los cambios los que le inquietan y le impiden alimentarse con tranquilidad. En cualquier caso, si lleva un tiempo sin apetito, lo prudente es consultar al pediatra.

¿La leche materna cambia con el calor? ¿Lo nota?

Si hace muchísimo calor, la falta de hidratación puede hacer que la leche materna se concentre ligeramente y salga menos líquida. Pero el bebé no lo notará si mamá se preocupa de beber lo suficiente y se mantiene hidratada. Su leche recuperará enseguida la consistencia habitual.

¿Qué ambiente tiene que haber en casa a la hora de dormir?

Lo ideal es que la temperatura ronde los veinte grados. Para lograrlo, podemos bajar las persianas durante las horas en que más calienta el sol. Y no olvidemos ventilar la casa, siempre que situemos al niño lejos de la corriente. Para dormir, un body de algodón y una simple sabanita serán suficientes. Cambiemos la cunita de sitio si en su habitación la temperatura es demasiado alta.

¿Le tengo que dar más agua?

Los bebés se pueden deshidratar fácilmente, así que es bueno ofrecerles líquido con cierta frecuencia, eso sí, en pequeñas dosis. El agua, no obstante, la reservaremos para los más mayorcitos. Para los lactantes es mejor la leche.

¿Podemos cambiar sus rutinas, aunque sea por unos días?

Los bebés necesitan cierto orden para sentirse tranquilos, pero tampoco hace falta exagerar. Sin embargo, sí conviene mantener, dentro de lo posible, los hábitos a los que el niño está acostumbrado (si nos vamos de vacaciones, coloquemos su cunita en la misma orientación que la de casa, llevémonos su peluche o almohadita preferida, etc.) Además, es posible que requiera un poco más de atención por nuestra parte. Si nota que se están produciendo cambios a su alrededor se sentirá inseguro y buscará, lógicamente, una mayor atención de sus padres, su mayor referente.

¿Enfriamos un poco el agua del baño?

Podemos reducir la temperatura hasta los 33 ó 34 grados si el ambiente es demasiado caluroso y al niño le gusta.

¿Conviene cambiarles la hora de la siesta si el calor aprieta?

Lo importante es que esté cómodo y se duerma en un lugar fresco. Si no quiere dormir por el calor, no pasa nada. La siesta no ha de convertirse en una obligación. Dejemos que él mismo nos muestre cuál es la mejor hora para dormirse.

¿Puedo darle el bibe frío?

No es lo más adecuado para su digestión, ni le quitará más la sed. Si hace mucho calor, lo ideal es que lo tome a temperatura ambiente.

¿Pueden tomar helados si tienen más de 10 meses?

¡Les encantan! Y pueden tomarlos, aunque en pequeñas dosis. Asegurémonos antes de que no existe intolerancia alimenticia a alguno de sus ingredientes. Eso nos lo dirá el pediatra.

¿Agua mineral?

Si salimos de viaje, el cambio de agua puede afectar la flora intestinal del niño y provocarle diarreas. Una buena solución es darle agua mineral mientras dure nuestra estancia fuera de casa.

¿Estrechar el vínculo padres-hijo?

El verano es una buena época para estrechar el vínculo que nos une a nuestros hijos (tenemos más tiempo y estamos más relajados). Aprovechemos estos días para disfrutar de buenos momentos con ellos.

Asesores: Sara Vázquez, pediatra. Iker Laskibar Gartzia, pedagogo infantil.